Se ha descubierto que cierta proteína reduce
significativamente la capacidad que tienen las células para apretujarse en
espacios pequeños y lograr así pasar por canales estrechos.
Cuando el parásito responsable de la malaria (o paludismo)
infecta a los glóbulos rojos humanos, inicia una remodelación de las células
invadidas que dura unas 48 horas. Durante las primeras 24 horas de este ciclo,
una proteína llamada RESA acomete el primer paso de esa remodelación:
incrementar la rigidez de las membranas celulares.
Una mayor rigidez deteriora la capacidad de los glóbulos
rojos para desplazarse a través de los vasos sanguíneos, especialmente a
temperaturas propias de un estado febril. Así lo indican los resultados de un
nuevo estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos, el Instituto en Pasteur de
Francia, y el Instituto Avanzado de Ciencia y Tecnología (KAIST) en Corea del
Sur.
Este hallazgo marca un hito, ya que es la primera vez que los
científicos identifican el papel específico de la proteína RESA en la
modulación de la circulación sanguínea, en un entorno que imita las condiciones
fisiológicas del cuerpo. El descubrimiento podría ayudar a los investigadores a
dar con nuevas estrategias para combatir la malaria, que infecta a entre 300 y
500 millones de personas en el mundo cada año.
El estudio ha sido coordinado por Ming Dao y Mónica Díez
Silva del MIT, y YongKeun Park del KAIST. En la investigación también han
intervenido Subra Suresh (ahora director de la Fundación Nacional
estadounidense de Ciencia), Jongyoon Han, Sha Huang y Hansen Bow, todos ellos
del MIT, así como Michael Feld, también del MIT, y tristemente fallecido antes
de la presentación de los resultados del estudio.